Marruecos

Alminar de Koutoubia, llamada a las 5 plegarias diarias en Marrakech

Muy cerca de la plaza Djemaa el-Fna de Marrakech se alza e lAlminar de Koutoubia, un minarete de 70 metros de altura erigido en el siglo XII y en el que se han basado otros monumentos como la Giralda de Sevilla aquí en España. Revestido de escayola originariamente, en 1990 se restauró para dejar al descubierto la mampostería. Es una gran muestra de ornamentación ornamental andalusí, con proporciones armoniosas, arcos entrelazados y almenas en punta.

El imponente Alminar de Koutoubia

La llamada al salah (las 5 plegarias diarias), pueden seguirse perfectamente cuando el muecín se dirige a los fieles de los cuatro puntos cardinales desde lo alto del alminar de Koutoubia, y para los oídos de un occidental que visita Marrakech suele ser de lo más anecdótico, puesto que vas por la calle y oyes recitar los versos del corán de manera pública.

Una de las cosas curiosas sobre el Alminar de Koutoubia es que su nombre significa “vendedor de libros”, porque después de finalizar su construcción por el sultán almohade Yacoub el-Mansour se establecieron a su alrededor un centenar de libreros, de ahí su nombre. Y otra curiosidad es que en lo alto del alminar hay 3 bolas de cobre, aunque las originales fueron de oro y donadas por la madre de un sultán que comió carne un día del Ramadán, por lo que hizo este regalo en señal de penitencia.

Djemaa el-Fna, puro espectáculo en Marrakech

Dicen que “quien no ha visto Graná no ha visto ná”, que es lo mismo que decir que quien no ha visto Djemaa el-Fna no ha visto Marrakech. Ya puedes haber imaginado cualquier parque de atracciones que nada tendrá que ver con esta singular plaza deMarruecos. Aquí no hay trampa ni cartón, aquí es todo auténtico y original. Si encima tienes la suerte de pasar por allí sobre las 8 de la mañana, cuando todavía no ha empezado a cobrar vida, te hace darte cuenta más tarde de cómo puede cambiar el panorama en unas cuantas horas, y de qué forma…

Es al salir más el sol cuando los primeros vendedores de zumo de naranja recién exprimida levantan los toldos de sus carros y los vendedores de dátiles y otros frutos secos te empiezan a ofrecer el dátil más gordo para que lo pruebes (siempre que pasas te muestra el mismo…).

Los vendedores de zumo de naranja y nuestro amigo Enrique 

Luego, durante las horas intensas y calurosas del mediodía, el tráfico de motos, bicis y burros hace que la plaza más bien parezca un lugar de paso. Solo encantadores de serpientes, tatuadoras de henna y unos cuantos valientes más se atreven a soportar el abrasador sol de verano, pero es al pasar unas horas cuando realmente comienza la verdadera y frenética vida de Djemaa el-Fnaa. La gente empieza a salir de todos los rincones y el lugar se convierte en un verdadero hormiguero. Los olores a especias se mezclan entre sí, la gente va de un sitio a otro, te busca con la mirada para que les compres algo, muestran su genero en las puertas de sus tiendas en los zocos y todo comienza a tomar vida y color.

Especias finamente colocadas en la puerta de una tienda en el zoco

Malabaristas, encantadores de serpientes, músicos, cuentacuentos, dentistas (sí sí, dentistas…), vendedores de pócimas, de artesanía, y un largo etcétera llenan de vida y color la peculiar plaza de Marrakech. Allá donde la gente hace un corro hay alguien amenizando; donde más gente haya mejor suele ser el espectáculo.

Aguadores con un traje típico muy vistoso

Pero cuando cae la noche, si alguien se lleva la palma son sin duda los gnaoua, maestros de la percusión que con sus tambores, castañuelas y unos ritmos que llevan al trance, acaparan la mayor atención del público de Djemaa el-Fna. Centenares de personas se agolpan para ver danzar y dar saltos a este famoso grupo que hacen de las propinas de la gente su forma de vida.

Los puestos de comida inundan la plaza con sus aromas

Llegado a un punto de simbiosis con la plaza, en el que ya formas parte de ella, hay que seguir su camino y cenar en sus puestos callejeros. Cientos de cocineros preparan comida para otros cientos de comensales que se sientan unos al lado de otros formando una gran familia. Aquí no hay intimidad, aquí va todo ligado, y es buen momento para dejarse llevar y comer junto con gente de otros países y otras culturas.

El atardecer desde la plaza con el Alminar al fondo

Y para finalizar, al igual que al comenzar el día, los carros de los vendedores de zumo de naranja no dejan que nadie se vaya de Djemaa el-Fna sin beberse el último de ellos, cosa que consiguen en la mayoría de los casos con sus gritos desde lejos con el vaso de zumo en la mano. Otra opción es tomarse un té a la menta o un buen refresco desde una de las terrazas desde donde se divisa toda la plaza.

Coca Cola, donde va triunfa

Las 170 Tumbas Saadíes de Marrakech

En el siglo XVI, el sultán Ahmed el-Mansour el-Dahbi mandó construir un mausoleo donde poder descansar eternamente una vez muerto, una especie de sala fabricada con mármol de Carrara y decorada con oro. Las Tumbas Saadíes de Marrakech se dividen en varios mausuleos más, siendo el de las 12 columnas el más famoso de todas ellas.

Mausoleo

Los techos están decorados con estucos y maderas talladas y los suelos suelen estar fabricados con coloridos mosaicos de azulejos.

Detalle de otro mausuleo

Los jardines están llenos de otras tumbas pertenecientes a consejeros, ministros, y gente de “segunda fila”, y todas ellas siguen fieles a la decoración con pequeños azulejos de colores.

Tumbas saadíes en los jardines

En definitiva el lugar no deja de ser una visita curiosa, que aunque no demasiado entretenida al menos es una de las visitas obligadas para imaginar los aires de grandeza de la edad de oro de Marrakech.

Jardín Majorelle de Marrakech, oasis de aire fresco en medio del tremendo calor

Las altas temperaturas que se suelen registrar en Marrakech en verano hacen que todavía valores más la visita al Jardín Majorelle. La actual sede del Museo de Arte Islámico es un esplendoroso y colorido jardín regalado por el modisto francés Yves Saint Laurent a la ciudad de Marrakech.

Bienvenidos al Jardín Majorelle de Marrakech

Situado en la Ville Nouvelle, este jardín y su casa de estilo art decó, fue comprado por el modisto francés y su socio al pintor Jacques Majorelle, el cual llenó de color este jardín con su pintura y con los colores de las flores como por ejemplo la buganvilla fucsia.

Macetas de colores

Para dar más vida al jardín hay un estanque donde las tortugas campan a sus anchas, así como zonas pobladas por plantas de zonas áridas como los cactus.

Estanque con plantas acuáticas

Cactus ante el imponente sol de mediodía

Algunos de sus pasillos ofrecen una fresca sombra fruto de la densa población de bambú de una de las zonas, donde los visitantes se han entretenido a lo largo del tiempo de dejar constancia de su visita.

Bambú repleto de leyendas de los visitantes

Pero sin duda, una de los recodos más placentero es el pequeño estanque cubierto por un toldo natural de plantas y con peces de colores en su interior. Las paredes azules junto con las exóticas ventanas y la densa sombra que te cubre hace que todo visitante haga la parada de rigor por un buen rato.

El pequeño estanque

Y en honor al Yves Saint Laurent, en una de las zonas del jardín Majorelle, podemos encontrar una pequeña estatua a modo de memorial que le ofrece la ciudad de Marrakech.

Memorial Yves Saint Laurent

Palais de la Bahia de Marrakech, la ornamentación llevada al límite

14 años de trabajo por los mejores artesanos de Marruecos es la mejor presentación del Palais de la Bahia, en Marrakech, uno de los palacios más lujosamente adornados del suelo al techo de todos los que se podrían encontrar por ningún lado. Fue construido en 1860 por el gran visir Si Ahmed ben Musa, para luego llevarlo a límite de la ornamentación por Abu Bou Ahmed.

Una de las salan interiores

Los conocidos techos de madera del Palais de la Bahia, llenos de colorido y con miles de formas, son de realmente espectaculares. No hay un solo centímetro en ellos que no tenga un adorno. En algunos de ellos hay pequeñas vidrieras que dejan pasar una débil luz que ensalza aquel adorno que toca. En otros cuelgan pequeñas lamparas que provocan sombras en adornos del techo y de las paredes.

Techo con vidriera

Techo con una pequeña lámpara

Otro espectacular techo perfectamente ornamentado

Los pilares y las paredes tienen labradas en ellos un espectacular estuco con motivos árabes así como los conocidos azulejos zellij. La mezcla de todo es impresionante.

Detalle de uno de los pilares

 Fuente central del patio

 Patio central del Palacio

Detalle ornamental de las paredes del Palacio

Todas estas técnicas decorativas se suceden también al salir a los jardines del Palais de la Bahia, donde el laborioso trabajo queda patente en todos los arcos y pilares del palacio, así como en la mayoría de los suelos.

Suelos llenos de azulejos en el jardín

Diversión en los túneles del Palacio el-Badi (Palais Badii) de Marrakech

Para tratarse del palacio más importante de la ciudad de Marrakech hay que decir que el Palacio el-Badi no desprende ni un ápice de su anterior esplendor. Construido por Ahmed al-Mansur en el siglo XVI se llegó a denominar “el Incomparable” cuando entonces tenía fama de ser de los más bellos del mundo.

La entrada cuesta 10Dh, que pagas en una garita pequeñita y accedes a un pasillo enorme. 

La cuestión es que, sin poner en duda una época gloriosa anterior, la vista general que se tiene de este palacio es la de un patio grande con dos estanques y rodeado de una muralla de adobe, el resto es literatura de hace 4 siglos.

Patio interior con los estanques

Cigüeñas anidadas en uno de los torreones del palacio.

La cigüeña es una animal sagrado en el Islam y símbolo de Marrakech

Esperando encontrar algo mejor nos damos un paseo a casi 50º de temperatura y con la cámara de vídeo enchufada grabando a izquierda y derecha, pensando que pronto encontraremos algo llamativo por lo que haya merecido la pena el esfuerzo, pero de momento no llegamos a encontrar nada.

Y después de algunos bostezos… por fin!!! Llegamos al lugar más interesante del Palacio el-Badi!!!! En un hueco que hay en el suelo vemos que hay una pequeña escalera de piedra, la seguimos y voilà!, unos túneles fresquitos donde protegerse del calor!!!!

Túneles en el Palais Badii

En fin, que la verdad es que aunque el palacio esté en ruinas, el rato que pasamos carreras arriba y carreras abajo fue de lo más divertido. Hay veces que viajando visitas ruinas que vienen a ser lo mismo que éstas, pero disfrutando de una temperatura agradable y sin estar cansado las ves de otra forma. Aquí la verdad es que el tremendo calor hizo que lo que más valorásemos fuese esos pasadizos aunque pareciésemos niños haciéndonos fotos en ellos.

Essaouira

A más de 200 km de Marrakech se encuentra el pueblo de Essaouira, bañado por el océano Atlántico en plena costa marroquí. Para llegar hasta aquí lo mejor es alquilar un taxi todo el día, lo que se puede hacer a un precio bastante económico para cuatro personas como nosotros. Durante el viaje que uno piensa será de unas dos horas, se descubre el verdadero estado de Marruecos, con unas carreteras de hace 40 años por lo menos y entonces descubres que la velocidad punta del taxi son 80 km/h y que el trayecto lleva más de 3 horas largas…pero merece la pena pasar el día entre las calles de este bonito pueblo blanco y azul, de tradición pesquera.

Vehículo de transporte de la zona

Lo fundamental es darse un buen baño en la playa para quitarse el calor del viaje y disfrutar un buen pescado a la brasa en los chiringuitos del paseo marítimo: miras el género, lo eliges, negocias un buen precio, te lo sirven y a disfrutar del día. Como en todo Marruecos los olores destacan, el olor del mercado es algo inolvidable y precisamente por la fragancia, sino más bien por el hedor que salía de algunos puestos de carnes y pescados. Aunque los olores no sean agradables, no hay que dejar de verlo, ver el ambiente, la gente gritando, el género con las moscas revoloteando…todo lo que nos recuerda a aquello que nuestros padres o abuelos nos han contando de la España de no hace tanto años.

Pescadores observando sus barcazas

Vista del puerto

Pescadores preparando el género 

 Pescadores reparando las redes para faenar

 Telas y colorido de las casas del centro

Vistas de las murallas del puerto